EUROPA
PRESS
27
enero 2016
Alimentos funcionales: 5
cuestiones básicas
Los alimentos funcionales pueden formar parte de la
alimentación de cualquier persona pero están especialmente indicados en
aquellas con necesidades nutricionales especiales (embarazadas y niños), con
estados carenciales, intolerancias a determinados alimentos, mayores y quienes
padezcan enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales u osteoporosis.
Según explican
en el sitio web de la Guía de Alimentación y Salud de
Sin embargo, los alimentos funcionales modificados pueden ser muy variados como aquellos a los que se les incorpora algún ingrediente (omega 3 o jalea real); alimentos en los que se sustituye unos componentes por otros (azúcar por edulcorantes); alimentos a los que se elimina algún componente (desnatados, sin sal o sin gluten); aquellos a los que se les aumenta la concentración de un componente (calcio, vitaminas o ácido fólico); u otros a los que se les altera la biodisponibilidad de algún componente (yogures con esteroles vegetales).
Las características que según señalan desde el portal de la UNED, un proyecto dirigido por las profesoras de Nutrición y Dietética Coral Calvo y Consuelo Boticario, debe cumplir un alimento funcional son las siguientes:
Además, de la completa información que despliega la UNED en esta Guía de Alimentación y Salud, se pueden extraer estas 5 cuestiones básicas sobre los alimentos funcionales:
1.
Su origen nos lleva hasta Japón
Los alimentos funcionales tienen su origen en Japón en la década
de los años 30, donde el doctor Minoru Shirota realizó una investigación sobre leche fermentada
con fines preventivos en las enfermedades gastrointestinales. Fue en 1984 en
este mismo país cuando se inventó el concepto de alimentos funcionales por
científicos que estudiaban la relación entre nutrición, satisfacción sensorial
y “fortificación”, como elementos para favorecer aspectos específicos para
2.
Un 50% de la población no sigue un estilo de vida saludable
Los cambios en los estilos de vida como la falta de tiempo para
cocinar, el ritmo de vida actual, la falta de actividad física y la gran
disponibilidad de alimentos ofertados han puesto de manifiesto desequilibrios
alimentarios produciendo un aumento de ciertas enfermedades, entre las que
destacan las cardiovasculares como primera causa de muerte y de hospitalización
en España.
3.
Una labor que une a científicos y empresarios
En los alimentos funcionales se integran dos puntos muy importantes y muy distintos. Por un lado tenemos la ciencia de la nutrición, encargada de investigar y probar los nuevos compuestos y/o alimentos que se van desarrollando y por otro lado la industria, productores y distribuidores del alimento que va a llegar finalmente hasta nuestras manos, los consumidores.
4.
Oferta cada vez mayor
Actualmente en España se comercializan algo más de 200 tipos diferentes de alimentos funcionales. La industria de alimentos funcionales tiene un ritmo de crecimiento del 14%, según datos de Nielsen.
5.
Legislación sobre alimentos funcionales
Sus condiciones de higiene y seguridad están reguladas como cualquier otro alimento. En el caso de nuevos alimentos y nuevos ingredientes alimentarios están regulados bajo una normativa específica. La legislación española y europea contempla que cuando se realicen afirmaciones relativas a que un producto está enriquecido con algún nutriente, el etiquetado debe indicar el aporte real del producto en ese componente.
El organismo europeo ‘Functional Food Science in Europe’ (FUFOSE) va a regular la información dirigida al consumidor sobre los efectos beneficiosos que este tipo de alimentos ejercen para la nutrición y la prevención de enfermedades. La UE exigirá que esta información que llega a los consumidores sobre los alimentos funcionales esté probada científicamente.